El atracadero en el que se convirtió Curramba la Bella

Pares recientemente público un informe sobre la violencia homicida en Colombia. Son 8769 atracos y 327 homicidios en Barranquilla en su Área Metropolitana.

Fundación Paz y Reconciliación (PARES) recientemente público un informe sobre la violencia homicida en Colombia que aborda el tema para el año 2021 y lo que va del 2022, con datos alarmantes para varias zonas del país. En el 2021 se registraron 13.709 homicidios en Colombia, arrojando una tasa de 27,7 casos por cada 100 mil habitantes, la más alta desde el 2014, ocupando el sexto lugar a nivel de América Latina. En lo que va de 2022 se han registrado más de 7.827 homicidios.

Para el caso de Barranquilla y su Área Metropolitana, la Defensoría del Pueblo ha expresado su preocupación ante los continuos hechos de violencia, al realizarle seguimiento a la alerta 037 del 2020, que habían generado para la capital del Atlántico, especialmente para Barranquilla, Soledad y Malambo; donde los homicidios aumentaron un 25% y las extorsiones en un 200%.

El Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), en su encuesta Pulso Social, ha evidenciado la mayor percepción de inseguridad del año en Barranquilla; en el mes de junio de 2022, los datos muestran que el 47.4% de los habitantes de Barranquilla y su Área Metropolitana, afirmaron sentirse “inseguros y muy inseguros caminando su barrio de noche”, con un crecimiento de 10 puntos frente al mes de mayo. Y para el mes de julio, el porcentaje de inseguridad se ubicó en el 58.8%. La cifra del miedo y la inseguridad ha venido creciendo, y los últimos hechos violentos no muestran que eso mejorara en el corto plazo.

Los titulares de las noticias no son nada alentadores, frente a la violencia que azota al departamento del Atlántico; según datos de la Policía Nacional, en el 2022 se han presentado en Barranquilla 19 hurtos a entidades bancarias. Y de acuerdo con un informe publicado en agosto de 2022 por el Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Universidad del Norte, muestra el incremento de la violencia en Barranquilla: en el 2021 se presentaron 172 homicidios y para el 2022 la cifra en agosto llego a 190, en el hurto de personas para el 2021 ocurrieron 4274, y para este año la cifra llega a 6529 atracos.

En el caso de Soledad, en el 2021 se dieron 93 homicidios y para el 2022 se encontraron 96; el hurto a personas paso de 1031 en el 2021 a 1761 en el 2022, mostrando una variación porcentual del 70.81%.

En el municipio de Malambo tampoco se detiene la inseguridad, se pasó de 24 homicidios en el 2021 a 27 homicidios en el 2022, de 163 hurtos a personas en el 2021 a 233 hurtos en el 2022.El municipio de Puerto Colombia muestra datos también preocupantes: en el 2021 se presentaron 5 homicidios y para el 2022 la cifra llega a 8, y en el hurto a personas se pasó de 124 en el 2021 a 160 en el 2022.

Y ante este panorama de violencia, Galapa no es la excepción, se pasó de 3 homicidios en el 2021 a 6 homicidios en el 2022, y de 68 hurtos a personas en el 2021, se pasó a 86, con una variación del 26.47%.

Los anteriores datos muestran que en Barranquilla y su área Metropolitana pasamos de 5660 hurtos a personas, a la alarmante cifra de 8769 hurtos en el 2022; y de 297 homicidios en el 2021 pasamos a 327 en el 2022. Las charlas de vecinos en las terrazas, han comenzado a ser menos frecuentes, el miedo a ser víctima de un atraco les ha obligado a guardarse en sus casas; caminar para hacer deporte es para muchos un momento de angustia, al estar tan expuestos a la delincuencia que no da tregua, y aterroriza no solo por la pérdida de un celular o la cartera, sino la perdida de la vida.

La ciudadanía no se siente segura, y las noticias diarias de atracos y homicidios nos muestran que tienen razón para no estarlo; ciclistas son despojados de sus pertenencias, delincuentes hurtaron más de $ 350 millones de un carro de valores, en plena sesión un concejal es amenazado por delincuentes, atracan a un hombre cuando se baja de un taxi, asesinan a un conductor de bus porque empresa no pago extorsión, comerciantes cierran sus negocios y se van de la ciudad por no pagar vacuna a grupos ilegales, joven es despojada de su celular y pertenencias en Villa Campestre, sicarios disparan contra un grupo de personas en los cedros, fiesta en salgar termina en tragedia, y la lista de hechos violentos continua creciendo.

Ante cada hecho de violencia las autoridades han convocado Consejos de Seguridad, se ha incrementado el pie de fuerza, pero las estadísticas de violencia siguen creciendo, se han dado fuerte golpes a los grupos de economía ilegal, pero los hurtos, homicidios y extorsiones continúan incrementándose; porque la violencia no solo puede solucionarse con requisas, allanamientos, encarcelamiento a los delincuentes, es necesario que las estrategias para combatir la violencia no se den solamente cuando un joven es convencido por una banda a delinquir, cuando una persona mata a otra para robarle el celular; combatir la violencia únicamente en el delito, no la erradicara.

La violencia y la delincuencia, comenzaran a disminuir en la medida que la política de seguridad está ligada en su accionar con una política social, donde se actúe con acciones en salud mental desde los hogares y colegios, se promuevan de manera contundente principios, valores, cuidado por la vida y el medio ambiente. Se generen oportunidades de empleo, se fomente el emprendimiento social y cooperativo; porque un joven que este en un hogar donde la violencia intrafamiliar sea recurrente, y el hambre este presente todos los días, difícilmente podrá salir del círculo de la delincuencia.

Una investigación de la Oficina para la Seguridad y Convivencia Ciudadana de Barranquilla, arroja que alrededor de 2.284 jóvenes pertenecen a unas 63 pandillas repartidas en las localidades Suroccidente, Suroriente, Metropolitana y Riomar. Jóvenes que hoy se encuentran fuera del sistema legal, dedicados a delinquir, mientras la Policía los atrapa o terminan asesinados. La violencia no decrece en Barranquilla y su Área Metropolitana, porque no se ataca el problema de fondo, y es la crisis social que se está viviendo, y se incrementó después de la pandemia.

La solución de fondo, es generar una política Social sumada a la acción de programas desde las ciencias del comportamiento y la salud mental, que han demostrado ser exitosas para la reducción de la violencia en otros países, y su aplicación de manera conjunta con una política de seguridad, dará mejores resultados para combatir la violencia; el éxito de estas intervenciones sociales, dependerá del compromiso del gobierno, la sociedad civil y la academia.

Elie Wiesel un sobreviviente del holocausto y defensor de los derechos humanos, señala: “ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”. Por lo tanto, la política de seguridad es necesaria; pero siempre ejecutándose con una política social y de paz total, que camine hacia erradicar las cadenas de ira y resentimiento, combatir el hambre, incentivar la educación y promover la salud mental.