Ignorar el Bullying, es incentivar el suicidio
El dolor emocional reiterativo ejercido a través de la burla, comentarios y acciones hirientes, puede llevar a una persona al suicidio; como fue el caso de una joven de 14 años que se quitó la vida debido a los malos tratos sufridos al interior de una institución educativa, o lo que sucedió el 4 de agosto del 2014, donde un joven de dieciséis años decidió quitarse la vida en Bogotá, por la discriminación que estaba sufriendo, su nombre era Sergio Urrego. Duele saber que aún este año 2022, estos casos siguen ocurriendo, que padres y madres hoy caminan con un dolor que no cesa, porque con la muerte de un hijo o hija, murió una parte de su ser.
¿Qué pasa con esta humanidad, que la violencia sigue caminando, destruyendo vidas y familias? según datos oficiales, 3 de cada 5 niños que son víctimas de bullying piensan en quitarse la vida (Fundación San Martin), cada 30 horas uno de ellos lo hace y cada 23 horas un menor de edad intenta suicidarse (Fundación Sergio Urrego). El acoso escolar genera alrededor de 200.000 suicidios al año entre jóvenes de 14 y 28 años, según un informe realizado por la Organización Mundial de la Salud junto a Naciones Unidas. En Colombia Medicina Legal registró 275 casos de suicidio en población entre los 5 y 17 años de edad en el 2021.
Algunas instituciones educativas son entornos hostiles, donde niños, niñas, adolescentes y jóvenes se sienten solos, abandonados en la indiscriminación, golpeados física y psicológicamente por otros estudiantes que le atemorizan, y les ponen apodos para burlarse de su apariencia, cultura, color de piel o forma de ser; y algunos docentes deciden ignorar estas situaciones, como si no pasara nada, hasta que ocurre un hecho fatal.
Un estudio de la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras realizado entre el año 2020 y 2021, coloca a Colombia en el puesto 10 con más casos de matoneo a nivel mundial, el informe reportó un total de 8.981 casos graves de bullying. Esta cifra dejó al país como uno de los que tienen mayor cantidad de casos de acoso escolar en el mundo. Este estudio también aseguró que Cundinamarca es el departamento que más concentra casos con 21%, seguido de Antioquía con 13% y de Atlántico con 12%.
La más reciente investigación de Ceinfes reveló que más del 70 % de 1.350 menores de edad entre los 12 y 17 años durante los meses de abril y mayo de 2022 en Colombia, señaló sentirse poco feliz o deprimido en las últimas semanas debido a las preocupaciones que los rodean, entre esas el bullying.
El Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana comparó las cifras de bullying en Colombia con cifras recientes; en relación con las de los países que hacen parte del Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). El resultado de la comparación permitió establecer en este estudio, que Colombia es el segundo país en Latinoamérica con mayor exposición al bullying o matoneo, después de República Dominicana.
Por lo anterior, Colombia en esta investigación evidencio un mayor riesgo de que los estudiantes sean víctimas de prácticas de agresión en contextos escolares; señalando que el 32 % de los estudiantes en Colombia manifestó en la prueba PISA haber sufrido bullying en su colegio, diez puntos porcentuales por encima del promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico – OCDE (22 %). Tres de cada diez fueron víctimas de agresiones materiales y físicas. El 12.2 % señaló que le robaron o destruyeron cosas que le pertenecían (6.6 % OCDE) y el 11.2 % fue golpeado o empujado por otros estudiantes (7 % OCDE). 15.9% indicó que otros estudiantes lo dejaron afuera de cosas a propósito, (OCDE es 8.7%). O el 18.1 % fue objeto de burlas por compañeros.
Estos datos son alarmantes, cuando en Colombia, se aprobó la Ley 1620 del 2013 “por la cual se crea el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y Formación para el Ejercicio de los Derechos Humanos, la Educación para la Sexualidad y la Prevención y Mitigación de la Violencia Escolar”; pero hoy 9 años después, el bullying en el país no se ha minimizado o erradicado, está en aumento.
Cuando hablamos de acoso escolar hablamos también del ciberbullying, el cual, por el crecimiento de las redes sociales, es una de las maneras más frecuentes encontradas en las instituciones educativas. En el caso de Colombia el Centro Cibernético de la Policía Nacional informó que en el 2021 se denunciaron 325 casos de ciberbullying. Según el estudio Contigo Conectados, de la Universidad EAFIT, el 12% de los niños y jóvenes encuestados en Colombia, manifestaron haber sido víctimas de ciberbullying; lo anterior, nos muestra que uno de cada 10 niños consultados indicó que sufrió agresiones personales vía Internet.
De acuerdo con la Policía de Infancia y Adolescencia, en el Sistema de Información Estadístico, Delincuencial, Contravencional y Operativo de la institución, en los primeros cuatro meses del 2022 recibió 812 denuncias de algún delito en entornos escolares. Y a junio del 2022, la Secretaría de Educación (SED) de Barranquilla había recibido 166 casos de intolerancia en diferentes escuelas de la ciudad, luego del regreso a la presencialidad.
Por lo tanto, las estadísticas anteriormente expuestas nos muestran que en Colombia a pesar de contar con una Ley que busca prevenir y tratar los casos de bullying en las instituciones educativas, no está dando resultados, sea porque se desconoce o no se aplica. Desde mi labor como Senador de la Republica he asumido la tarea de revisar la aplicación de la Ley 1620 de 2013, que está haciendo el Ministerio de Educación, el Ministerio de Ciencia, Innovación y Tecnológica, Ministerio de Salud, Policía Nacional, que labor están desempeñando el Instituto Colombiano de Bienestar familiar, las Personerías, la Defensoría del Pueblo, colegios, universidades y demás entidades para prevenir el acoso escolar.
Una broma que hace daño a otra persona no es un chiste, es un acto de violencia que provoca heridas físicas y psicológicas, que daña la vida de una persona y afecta a toda una familia. El bullying es un acto de crueldad que de manera reiterativa provoca una persona a otra, y jamás podrá ser un juego inocente o de poca importancia.
El ‘bullying’ deja secuelas emocionales a corto y largo plazo; los efectos del bullying no terminan al dejar la escuela o la universidad. Las víctimas arrastrarán, de por vida, los miedos e inseguridades grabados en su cuerpo y en su mente; muchas de las personas que sufrieron acoso en su infancia, en su vida adulta pueden presentar fobia social y miedo a afrontar situaciones que conlleven una exposición pública.
El acoso escolar o Bullying no es un juego de niños, es violencia reiterativa, que daña la autoestima, destruye sueños, y puede llevar a una persona al suicidio. Acabar con el Bullying es responsabilidad de todos y todas, desde los hogares, instituciones educativas, la familia, la sociedad y el estado. No podemos seguir normalizando la violencia escolar, hagamos un pacto por la vida.